domingo, 28 de junio de 2009
sábado, 13 de junio de 2009
La gran búsqueda
Se asomó por el balcón y le gritó a la primera mujer que vio caminando por la calle: "señorita, ¿quiere usted hacer el amor conmigo?". Y ella dijo que sí...
Buscamos cosas sencillas. Buscamos mantener a nuestro cuerpo funcionando. Sentarnos en la mesa tres veces al día. Saciar la sed con una coca-cola helada. Acurrucarnos sobre la almohada cuando el cansancio aflora y tratar de recordar nuestros sueños al despertar. Vaciar la vejiga y el intestino cuando éstos han terminado su ciclo. Reír con unas cuantas personas que entienden el mundo de manera similar a como tú lo haces, o a lo mejor de un modo tan peculiar y extraño que no pueden evitar ponerte de buenas. Alejarnos de lo feroz y de lo temible. Hacer el amor y dormir al lado de una mujer que no comprende las cosas como tú pero se siente atraída por el modo particular en que las ves: lo mismo pasa al revés. Buscamos no pasar frío ni achicharrarnos bajo el sol, resguardarnos del dolor y entretenernos con juegos ocurrentes y objetos curiosos. Así pasamos nuestros días: buscando. Porque en realidad nadie quiere mucho más. Si alguien encuentra, puede decirse que ese hombre o esa mujer llegaron a esta vida para gozarla.
Pero no es fácil. Las grandes tragedias de este mundo aparecen cuando se pierde alguno de esos elementos (las personas que se van, las vejigas que dejan de hacer su trabajo), o cuando la búsqueda insaciable parece no dar resultados (no siempre hay donantes de vejiga disponibles).
Precisamente ahí está el enigma de la complejidad humana. La hallamos en toda esa serie de métodos, esquemas, aparatos y proyectos que las personas inventan y llevan a cabo para hacerse de esas cosas necesarias y maravillosas. Algunos con ideas geniales; otros con verdaderos disparates. La cabeza humana no hace más que seguir imaginando. Por eso hay libros, guerras, escusados y comida enlatada. Por eso hay celebridades, acuarelas, gimnasios y crímenes pasionales. Ética, cervezas y salones de belleza. Faldas, vacunas, cumbias, iglesias y chats cachondos (seguramente habrá uno que otro párroco que los frecuenta). Perfumes, bicicletas, tácticas de ligue (de las cuales el párroco es un gran conocedor) y bloqueador solar. Todo con el sencillo deseo de poder encontrar (o atrapar o arrebatar, a veces) esas cosas simples que nos hacen sentir bien.
Así vamos todos, descartando estrategias, refinando tácticas, inventando nuevos instrumentos con la esperanza de que el tiempo nos alcance para tener éxito en nuestra gran búsqueda.
jueves, 11 de junio de 2009
Te lo dije...
Los consejos se hicieron para decirse, no para seguirse. Y los sabios hablaron por milenios enteros mientras la humanidad cometía las mismas torpezas de siempre.
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